LA EDUCACIÓN SENSIBLE COMO RESPUESTA A LOS NUEVOS DESAFÍOS

Las medidas educativas que se vienen adoptando en los actuales sistemas educativos basados en competencias serán insuficientes si no van dentro de un marco pedagógico de Educación Sensible.

No sólo se trata de formar en competencias, sino que debemos acompañar a cada niño para que se autoeduque atendiendo a su conciencia, sensible a su propio origen y razón de ser. Sensible al mundo y a los otros, pero con una sensibilidad que no le suponga sufrimiento sino una empatía llena de esperanza.

Se sabe que existe en torno a un 15% o 20% de personas con baja sensibilidad que quizás no sufran por su relación con los demás y el entorno, pero que si no se les educa su forma de ser, pueden llegar a ser muy dañinos para los demás y el medio, más si son altamente competentes.

También existe otro porcentaje similar de personas con alta sensibilidad que por su forma de ser tienden a sufrir en su relación con los problemas y necesidades de los demás y del mundo, y requieren de una adecuada educación para que no narcoticen esa cualidad o la conviertan en irritación, sino que la aprendan a gestionar para ser líderes inspiradores en Desarrollo Sostenible y humanización de las relaciones mundiales.

Pero la Educación Sensible no se limita a la atención de los extremos, sino que también se plantea para las personas con una sensibilidad promedio, que si la educan, pueden ser empáticas, comprensivas, creativas, hábiles para las relaciones sociales, capaces de afrontar con éxito los conflictos en las relaciones y capaces de trabajar en equipo con madurez y grandeza de ánimo.

La educación sensible es la vía pedagógica que conecta a la persona con su conciencia para acompañarle en la autorrealización de su originalidad en apertura a los demás y al entorno, sin dañarse y sin dañar, aprendiendo a disfrutar de las experiencias con emoción, de los logros con esfuerzo y del servicio con benevolencia, cultivando comunidades que habitan con madurez, superando el egocentrismo egoísta de los fuertes, conformista de los débiles y ideológico de los utópicos que tratan de imponer un pensamiento único insensible a la originalidad de cada persona, de cada comunidad y del mundo en su conjunto.

La Educación Sensible es una propuesta glocal, es decir, abierta a la Humanidad en su globalidad y vivida en cada «nosotros» local.

La Educación Sensible dispone a la persona para que acepte el regalo que se le da con la vida y lo desarrolle para hacerse regalo para el mundo. Es decir, se trata de estar en condiciones de darse como esté llamado a darse según su originalidad (su origen, la razón por la que ha sido dado a la vida).

De este modo, si lo que se busca en donación de sí mismo, la persona debe aprender a vivir en propiedad para poder entregarse: nadie da lo que no tiene, lo que requiere la autoposesión de sí mismo para la donación de sí mismo en el presente. Por tanto, si educarse supone autoposeerse y darse, el educar sensible consiste en pedir todo lo que uno puede, quiere y debe dar, que con la sensibilidad afinada, poder-querer-deber, se convierten en el mismo verbo.